Hemos visto cómo en estós últimos años las tarifas de la luz se han disparado incontrolablemente. Y lo peor, es que aunque parece que todos sabemos cuál es el problema, nadie soluciona nuestra dependencia energética.
En la actualidad, España compra el 74% de la energía que consume, quedando sumida en la incertidumbre de un precio fuera de su control, que varía por variables externas como la guerra de Ucrania o las relaciones con paises como Argelia. Y lo peor, es que destinamos nuestros fondos a una energía que proviene de combustibles fósiles.
Según empresas del sector, la mejor apuesta para reducir nuestra elevada factura de la luz actual es invertir decididamente en la continua expansión de las renovables, así como en la producción para consumo propio e incluso para exportación. Según porfesionales del sector, las renovables serían todo ventajas, ya que:
- Facilitan la implantación de un plan de energético independiente.
- Promueven la democratización del acceso a la energía y la optimización de su consumo.
- Impulsan la creación de puestos de trabajo mediante proyectos de generación de energía, suponiendo además ingresos seguros y continuos para propietarios agrícolas.
¿Por qué España tiene actualmente la luz más cara de su historia?
El precio de la luz que compramos depende del precio del gas natural. Y según los datos de MIBGAS, la tarifa del gas también está en niveles nunca antes vistos. En años pasados, ciertas condiciones climáticas como la tormenta filomena o picos de demanda en épocas de calor han hecho que necesitemos más de él para cubrir nuestras necesidades eléctricas.
En dichos días, las alternativas verdes y la nuclear no son suficientes para cubrir el exceso de demanda, por lo que toca recurrir al gas, aunque esté costoso, para abastecer a toda la población. Y su uso además conlleva al pago de un impuesto asociado por las emisiones de CO2 generadas, elevando aún más el precio de la factura de luz.
El factor decisivo que ha terminado de disparar el precio ha sido la falta de suministro de gas en Europa. La invasión de Ukrania ordenada por el presidente Putin a desencadenado en la drástica reducción de las importaciones de gas de Rusía que era su principal proveedor. En España recibimos el gas de Argelia, pero recientes tensiones diplomáticas y la escasez global por la guerra han causado un aumento nunca antes visto de su precio.
Resultados de la influencia del precio del gas
Ya en la segunda mitad del año 2021 los precios no paraban de subir. Según la OMIE, solo en julio del 2021 se registraron 11 de los 16 precios más altos desde 1998. Este subidón llevó a tomar medidas gubernamentales drásticas, tales como la suspensión del impuesto del 7% a la generación eléctrica durante tres meses. Esto por supuesto quedó superado con creces en este año, y la nueva medida adoptada por el gobierno de España y Portugal tras negociaciones con la comisión europea ha sido fijar un tope al gas.
Todo esto en un esfuerzo por compensar los altos costos, causados en gran medida por los precios altísimos también registrados en el gas natural y de los derechos de emisión de CO2. Claramente el caso de España no es algo aislado. Todas las naciones europeas se han visto afectadas por estos aumentos. Italia, por ejemplo, en el pasado mes de mayo, según datos de Red Eléctrica de España, tenía unos precios de luz que rondaban los 230 euros/MWh y Francia los 197 euros/MWh.
Ambos por encima de los 187 euros/MWh de España y Portugal. Aún con el tope al gas estamos por encima del resto de grandes paises europeos, como por ejemplo los 177 euros/MWh de Alemania o los 147 euros/MWh del Reino Unido.
Las previsiones para el futuro cercano no son optimistas
La escalada parece no tener freno y lamentablemente para los bolsillos de los consumidores, estos precios podrían seguir subiendo.
La guerra no parece que vaya a terminar en el corto plazo y los altos niveles de consumo de gas son estacionales, siendo mayores durante invierno, cuando normalmente hay un alto pico, y otro un poco menor durante el verano. Se anticipa que cada vez recibiremos menos gas ruso y tanto nosotros como Europa dependeremos en gran medida de las condiciones climáticas que enfrentemos, y de contar con energías renovables que contrarresten los consumos de gas. La eólica parece ser un gran apoyo para estos meses.
Si el clima acompaña, se podrá generar electricidad a menor costo. De lo contrario, la demanda se dispararía, no teniendo más opción que recurrir al gas, cayendo en los altos costes que esto implica.
En 2017 el precio del gas se había mantenido en el rango de los 20 a 30 euros el megavatio hora. Pero esos precios ya son historia , con un precio de MIBGAS fijado para el proximo noviembre de 105 euros/MWh. Expertos del sector no predicen una bajada en el corto plazo.
La solución: las renovables
Las fuentes alternativas representan una excelente oportunidad que el país no debe desaprovechar para darle la vuelta a la situación de la electricidad de una vez por todas. No solo hablamos del autoconsumo de viviendas aisladas o comunidades grandes y autónomas. El país cuenta con todo lo necesario para que este camino resulte todo un éxito: tecnología, personal calificado, empresas maravillosas, vastos terrenos, seguridad administrativas, y algo muy importante, la gran cantidad de horas de sol al año.
Y lo mejor: las renovables siguen batiendo récords
Si bien las renovables han venido creciendo paulatinamente en los últimos años, España puede contar con orgullo que a pesar de todas sus dificultades, que ya en 2021 cerramos como el año de la energía más “verde” gracias al récord en generación eólica y solar fotovoltaica, según informa REE.
De igual forma, reportan que en total, las renovables cubrieron una cuota del 46,6% del total nacional. Se generaron 110.450 GWh a partir de recursos naturales e inagotables como el viento, el sol y el agua, lo que supone un incremento del 9,9% respecto a los datos de 2020. En momentos puntuales las renobables llegaron a cubrir el 100% de la demanda y las renobables ya superan a la energía nuclear y al gas juntos.
El futuro es cada vez más verde, y las energías limpias seguirán ganando terreno. Y solo los países con mejor preparación en este campo podrán aspirar a producir energía para consumo propio e incluso exportación.
Cabe destacar que el país se encuentra muy bien posicionado en cuanto a la capacidad instalada de renovables, cerrando 2021 con 64.182 MW verdes instalados. Esto hace de España el número 8 en el mundo con mayor capacidad renovable.
¿Cómo pasar de la dependencia energética a liderar el mercado renovable?
Para un país que apenas produce un cuarto de la energía que consume, aparentemente hay un muy largo camino hacia la independencia energética. Pero la verdad, si se sopesa el panorama actual, la decisión y el plan de acción parecen bastante claros.
Nos debatimos entre olvidarnos de vivir a merced de situaciones geopolíticas, vaivenes de mercado y precios sin control, para seguir usando una energía basada en combustibles fósiles que siguen dañando el planeta y dificultan los objetivos de descarbonización. Y una apuesta segura en la que todos ganan: autosuficiencia, crecimiento económico y social gracias a la generación de empleos en medios rurales y de ingresos seguros para propietarios agrícolas.
La dependencia energética española podría quedar en el pasado si las renovables ganan terreno en el mix anual. De hecho, incluso tenemos la capacidad de convertirnos en exportadores de energía.
Una reforma integral que acelere la transición a energías renovables, limpias, económicas y autosuficientes se hace necesaria para hacer de esta una posible solución a largo plazo. De igual manera, hace falta aumentar la capacidad instalada, la investigación y desarrollo de sistemas de almacenamiento, favoreciendo energías como el hidrogeno verde para dar grandes soluciones al autoconsumo comunitario y al sector movilidad.
Se trata de ampliar la producción nacional y apostar de verdad por el autoabastecimiento de energías sostenibles, asegurando un suministro que incluso nos abra puertas para la comercialización a nuestros socios comunitarios.