A estas alturas del siglo XXI ya no se puede concebir la cotidianidad sin el e-commerce tanto para las empresas como para los consumidores. Lo que en un principio se veía con cierto recelo por razones de seguridad en el proceso de envío transacciones de pago, hoy representa una herramienta clave para el funcionamiento y expansión del negocio.

 

 eCommerce 

 

Muchas bondades se le puede atribuir al e-commerce que día a día se perfecciona y fortalece. Sin embargo quiero puntualizar aquí las más resaltantes:

  • Compra / venta precisa, rápida y segura: Adquirir bienes y servicios por Internet permite la posibilidad de intercambiar más información que cuando se compra visitando una tienda. Además está respaldada por servicios de entrega y de pago que suelen ser muy eficientes.
  • Amplía nuestro radio de acción: Más allá del ámbito geográfico, nuestro negocio se extiende a cualquier lugar del mundo.
  • Reduce costos: Sobre todo en lo relativo a locales, sueldos y servicios.
  • Se beneficia del marketing digital: Que ofrece infinitas posibilidades para la promoción y publicidad, la interacción con el público, la fidelización de los clientes y el posicionamiento de la marca.

Los consumidores también han adoptado esta modalidad al verse favorecidos por una serie de ventajas:

  • Facilidad para acceder a la información que necesita para decidirse a comprar o recomendar, comparar marcas y precios, todo a un “click” de distancia.
  • Mayor libertad para comprar: Sin horarios, desde cualquier dispositivo y rápidamente.
  • Transacciones seguras: Un proceso tecnológico que ha sido perfeccionado en el tiempo y que le ha otorgado solidez y confiabilidad al todo el sistema.

El e-commerce seguirá avanzando y evolucionando según las nuevas aplicaciones tecnológicas y las exigencias de los consumidores. Todo hace suponer que seguirá siendo por mucho tiempo una pieza de primer orden en el mundo de los negocios.

 

 

Alejandro Betancourt